Cristobal Berdich, nació en Santiago de Chile, 1983. Estudió arquitectura y fotografía. Su desarrollo como artista se potenció al colaborar como asistente en el taller de Miguel D'arienzo, y estudiar dibujo con Marcia Schwartz. Ha desarrollado exhibiciones colectivas e individuales, durante su estadía en lugares como Estados Unidos, Centroamerica y Latinoamerica. Su obra tiene una clara influencia de los artistas que lo han formado en este camino, así como también de la estampa japonesa, a la hora de destacar su fuerte destreza para sintetizar las imágenes que lo interpelan en su desarrollo creativo, oscilando entre la abstracción y la figuración. Entre sus reconocimientos se destacan, Salón de Palermo, Bienal de Arte AreaTec y Fundación Vital en Espacio Modos. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires, Argentina, donde continúa desarrollando su obra. Sus obras forman parte de Colecciones Privadas Nacionales e Internacionales.
Límites de un Viaje Difuso
La palabra japonesa ´ukiyoe´ se compone de tres caracteres, que significan: “flotante” (uki), “modo” (yo), y “pintura” o “grabado” (e) y se traduce como “pintura o grabado del mundo que fluye”. El término se presenta como una expresión para referirse al ilusorio mundo efímero que es necesario trascender para alcanzar el verdadero conocimiento. La principal característica de la estampa japonesa es su modo de producción y su insuperable calidad técnica, para el Japón del Siglo XVII, principalmente en la cultura metropolitana Edo, actual Tokio. Las cuales sirvieron para reflejar con gran expresividad la vida de la época en “el mundo que fluye” de ese momento, y que, al parecer, siguen siendo en la actualidad un recurso valioso.
En esta serie de obras Cristobal Berdich presenta una destreza pictórica fuertemente influenciada por la estampa japonesa, donde al igual que ellas en la antigüedad, se ofrecen diferentes escenas de interiores, paisajes, estampas de flores y tratamiento de los planos como lo hacían en aquella época, a través de la xilografía, lo cual permitía realizar gran cantidad de obras.
Muchos pintores a lo largo de la historia del arte han utilizado la estampa japonesa como punto de partida, pero en definitiva podemos destacar en nuestra contemporaneidad y en su obra, la síntesis de la línea modulada y los planos de color, con respecto a un espacio bidimensional, logrado con escasos elementos, sin dejar de marcar ritmos y tensiones dentro del cuadro que otorguen dinamismo visual a la composición. Berdich, retoma estos recursos alejados de la representación europea occidental y el dibujo estructurado. Lo más cercano a ello podríamos haberlo ya observado en algunos bocetos de pintores clásicos, dibujo a mano alzada en carbonilla o tinta, y hasta en el Impresionismo, pero las cuales, en el pasado en muchos casos, no fueron consideradas como obras terminadas.
Los límites del viaje que nos propone realizar Cristobal Berdich con sus obras son difusos, porque permanentemente se establece un diálogo entre la cultura oriental y la cultura occidental, entre el pasado, la historia del arte y la contemporaneidad. El mensaje que se evidencia, por el contrario, es claro y contundente. En un mundo globalizado, acelerado, con un sentido exceso de información, de datos, de cifras y en donde todo fluye constantemente, la capacidad de comunicarse con un mensaje limpio y sin exceso de recursos, que pueda hacerse oír, es y será cada vez más importante.
Virginia Rojas, Licenciada en Artes Visuales y Directora de Arte.