Rebecca Ackroyd, nació en 1987 en Cheltenham, Reino Unido, vive y trabaja entre Berlín y Londres. Recibió su Diploma de Postgrado en Bellas Artes de la Royal Academy of Arts, Londres y su licenciatura en Byam Shaw School of Art, Londres. Su primera exposición individual institucional en Alemania, El drama de la época revela paisajes oníricos a medio camino entre lo corpóreo y lo etéreo, lo táctil y lo intangible. Arraigados tanto en fantasías espeluznantes como en un sentido de la realidad, los nuevos trabajos de Ackroyd profundizan en exámenes matizados de los cuerpos humanos, la memoria del subconsciente y las dimensiones de la sexualidad en el espacio. En su exploración matizada de lo femenino y la espiritualidad, entrelaza elementos de audacia con vulnerabilidad y seducción con repulsión, armando una narrativa continua que explora la identidad, los símbolos mentales y los patrones. La práctica de Ackroyd sintetiza elementos de abstracción y figuración en un lenguaje coherente, pero enigmático, a menudo materializado en complejas instalaciones y esculturas corporales hechas de materiales no convencionales como resina, muebles de madera y fragmentos mecánicos, y yesos, así como pinturas y gouaches. A través de una temática espectro que abarca desde lo realista a lo surrealista y de lo corpóreo a lo fantasmal, Ackroyd crea obras que desafían aspectos fundamentales de la experiencia humana: el tiempo, la memoria, la feminidad y la fertilidad, en el contexto de construcciones espaciales y arquitectónicas. Su enfoque en el psicoanálisis, la espiritualidad y la mente humana se manifiestan como una excavación continua de historias y memoria colectiva del tiempo, comprometiéndose con lo reprimido y cuestionando la veracidad de los recuerdos perdidos. Reflexionar sobre historias individuales y colectivas reunidas en una narrativa fragmentada, pero fascinante, la artista presenta una instalación nueva, atractiva, pero extraña en la sala abovedada y porticada que es a la vez frágil, incompleta y profundamente existente. Sus obras se juntan en él para formar un entorno suspendido entre paisajes surrealistas y ahora viscerales, un umbral en el que se pide al espectador que reconsidere no solo la feminidad y la corporalidad, sino también la propia conciencia humana.
El título de la exposición: El drama la de época, es una cifra compleja que ofrece múltiples puntos de entrada. Lejos de una simple referencia al tiempo, evoca los lentes fotográficos y los fugaces momentos en los que la luz congela la realidad. Es este preciso momento: la génesis de un evento, que Ackroyd captura, resistiendo las tentaciones sentimentales de ruinas o nostalgia como meros vestigios del pasado. En cambio, su obra habita el instante, impregnándolo de una intensidad que resuena en la memoria. La frase es rica en connotaciones que inmediatamente recuerdan lo pasado. Eras, llenas de su propio conjunto único de costumbres, dramas y tensiones. Insinúa la compleja relación entre períodos de tiempo y los recurrentes dramas o temas que persisten a través de ellos, ya sean cuestiones de identidad femenina, fracturas, o cuestiones existenciales más amplias relacionadas con la experiencia humana. El título sirve como un convincente nexo, fusionando múltiples capas: en un nivel, evoca un género bien definido en la literatura y la película que retrata períodos históricos con minuciosa precisión, o al menos con floritura dramática. En otra, puede verse como una dicotomía, donde “período” se refiere a una época finita y bien definida, mientras que “drama” a menudo significa un desarrollo, una evolución, esencialmente un trabajo en progreso. Es precisamente en este intersticio de fijación e incertidumbre reside la potencia del título. El drama de la época, sutilmente invoca y sugiere que cada período, o capítulo en el tiempo, viene con su propio drama, ya sea social, personal o causados por entidades mecánicas. El título de la exposición, vincula sutilmente el tema de la fertilidad con procesos cíclicos de la vida en narrativas más amplias de la identidad y la experiencia femenina. A través de este título de múltiples capas, Ackroyd resume las intersecciones matizadas de su trabajo, lo que provocó al espectador a considerar el desarrollo cíclico y continuo de los diversos dramas de la vida. El título implica una investigación que trasciende la estética o las costumbres específicas de una época; indaga en lo a menudo complejo, ocasionalmente tumultuosa relación entre historia colectiva y memoria individual. ¿Qué significa fijar una narrativa dramática dentro de los límites de un período? Y a la inversa, ¿cómo funciona un período? ¿Emergen de los dramas, tanto pequeños como grandes, que los animan?
Fragilidad y fugacidad. Las esculturas de Ackroyd copian la forma humana exterior como una segunda capa del cuerpo y sus cubiertas. Pero no como un volumen estático e impermeable. En cambio, trata el cuerpo como una “arquitectura abierta y frágil”. Una estructura translúcida, pero fija que invita a miradas penetrantes en su interior complejidades. Este enfoque se alinea con los temas arquitectónicos más amplios, donde en la exposición las esculturas translúcidas se asemejan a membranas frágiles que salvaguardan un orden transitorio y perecedero. En un movimiento intrigante, la artista coloca translúcidas partes del cuerpo en el centro de la escenografía de la exposición. Observado por ojos ocultos, tal vez representantes tanto del artista como del espectador: esta estructura aparece como un signo de la fragilidad de ambos; anatomía y arquitectura humanas, revelando su mutua dependencia.
Mundo fragmentado. Las obras de Ackroyd se aventuran en lo corpóreo con una sorprendente réplica de la realidad, aprovechando materiales y formas que hacen eco de nuestra fisicalidad. Es significativo que su elección de los colores de resina imitan los tonos del cuerpo, fluidos, generando una inmediatez visceral que estimula tanto la experiencia sensorial y las asociaciones mentales. Sus obras no solo provocan fascinación, sino que también atraen considerar preguntas más profundas sobre experiencia corporal y vulnerabilidad. El drama de la época, trasciende el mero espectáculo visual; es una indagación sobre los mutables paisajes de nuestro mundo interior y exterior. Convoca a una fragmentada, pero realidad profundamente presente, haciéndose eco de la retina la imagen residual que persiste cuando un transitorio flash ilumina los rincones oscuros de nuestra percepción. Nos desafía a enfrentar lo que es incómodo, incierto y no resuelto, pidiéndonos habitar en los espacios intersticiales que definen, pero también superan, nuestra comprensión de una realidad compleja, de múltiples capas y corporal, en fusionarse lo artificial con lo orgánico y lo eterno con lo efímero, Ackroyd nos ofrece acceso a un espacio continuo y atemporal donde se nos insta a tener en cuenta las complejidades del cuerpo existente en un mundo cada vez más fragmentado de desastre y reconfiguración reconstruido por nuestra conciencia.
17/11/2023 - Relevamiento por Virgnia Rojas
Fuentes: https://yyyymmdd.de/2023-PERIOD-DRAMA
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